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Malaui
Oriente Medio
Uganda

Entrenar a los creyentes

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Tu donación ayudará a los creyentes a compartir el evangelio con xx personas desplazadas.

Tu donación equipará a los creyentes de lugares como Uganda, Malaui o Oriente Medio con la formación y las habilidades evangelísticas que necesitan para compartir el Evangelio en sus comunidades.

Support the Persecuted Church

Kiran* lo había perdido todo. Días atrás, la violencia motivada por diferencias étnicas y religiosas había llevado a los alborotadores, con antorchas, a su pueblo. Cuando se marcharon, sólo quedaban cenizas. Kiran había perdido su casa, su iglesia e incluso a sus seres queridos. Normalmente, en momentos difíciles como este, habría recurrido a su Biblia, pero también la había perdido en el incendio.

«¿Por qué mi familia? ¿Por qué mi iglesia? ¿Por qué yo?», se preguntaba.

Fue entonces cuando alguien como tú marcó la diferencia. Al apoyar a la Iglesia Perseguida, enviaron a Asha* al lado de Kiran para ofrecerle palabras de apoyo y reemplazar la Biblia que había perdido.

Tu donación para apoyar a la Iglesia Perseguida hoy podría marcar la diferencia en la vida de alguien como Kiran. Ya sea ayudando a un creyente que no tiene acceso a la Palabra de Dios o a alguien que es hostil hacia el cristianismo a escuchar las Buenas Noticias por primera vez, tu apoyo a la Iglesia Perseguida cambia la eternidad.

Historias de éxito

A los 13 años, la vida de Harriet cambió para siempre. Su padre falleció en un accidente de automóbil y ella se vio obligada a huir de su hogar en la gran ciudad de Uganda en busca de seguridad en el campo de refugiados de Palabek. Pero lo que encontró allí no fue precisamente seguridad. Mientras estaba allí, Harriet fue víctima de una agresión sexual. Un acto atroz que le robó la esperanza en el futuro y sacudió su fe en Jesús. Pero cuando los compañeros del ministerio llegaron a su campamento para compartir el evangelio, las palabras que compartieron le tocaron el corazón. «Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas». (Salmo 147:3). Harriet se emocionó hasta las lágrimas con esas palabras y preguntó si podía quedarse con la revista bíblica Esperanza que estaban leyendo.

La experiencia transformó a Harriet. Ahora, no solo ha recuperado su fe, sino que está utilizando su dolor para ayudar a otros. ¡Sirve como consejera a otras mujeres jóvenes que han sufrido experiencias similares y comparte con ellas su historia de esperanza!

 

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