Abigail es una valiente niña de ocho años cuyos ojos brillan de pasión por Jesús.
Tan enamorada de Cristo y de Su Palabra, se puso en contacto con SWG para compartir por qué le gusta tanto su Biblia, y dar las gracias a quienes proporcionan Escrituras a los niños que no conocen a Jesús.
Emocionada, Abi explicó cómo se esfuerza por evangelizar a sus compañeros de juego. "Una vez, mi amiga Ruby me encontró orando en su casa. Le dije que eso era lo que hacía. Entonces, ¡empezó a conocer a Jesús! Antes ni siquiera le conocía".
Su padre, Michael, añadió: "Mi esposa y yo no tuvimos nada que ver con eso, ¡la llamada telefónica fue idea suya! Quería hablarte de la Biblia que le regalaron".
Michael expresó más tarde que Abi se sintió desolada cuando su familia tomó la difícil decisión de mudarse a cinco horas de distancia. Le preocupa que no haya nadie con quien seguir hablando de Cristo a sus amigos del colegio. Abigail agradecería profundamente tus oraciones por Ruby y sus antiguos compañeros de clase.
Abi tiene ahora muchas Biblias, pero su primera y favorita la recibió en el campamento bíblico de Fishing Lake, en Saskatchewan, hace unos veranos. Compartió con vértigo el recuerdo de un jefe de cabaña que le puso las Escrituras en las manos por primera vez. Aquello llenó de alegría su joven corazón, y desde entonces está ansiosa por compartir la Palabra de Dios con sus amigos.
Cuando Jesús habló de "fe como la de un niño", es fácil imaginar que se refería a esto. Abigail no se deja llevar por la vergüenza, el estatus social o el miedo al rechazo cuando habla de su fe, simplemente quiere que todos experimenten Su amor eterno. "Le amo porque es nuestro Salvador. Significa mucho para mí".
El versículo bíblico favorito de Abigail, Juan 3:16, fluye fácilmente de su memoria. Reconoce de todo corazón que Jesús murió por ella, y se lo dice a los demás para que también puedan vivir con Dios, para siempre.
Es así de sencillo, pero el mundo necesita más jóvenes y bellas evangelistas como Abigail que nos ayuden a entenderlo.
"Porque tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna". Juan 3:16
