Después de la parte de formación del Evento de Evangelización Ignite en Edmonton, nos dividimos en equipos de alcance para compartir el evangelio. Estábamos ansiosos por poner en práctica lo que habíamos aprendido, sobre todo porque hay mucha necesidad en esta ciudad. Los índices de delincuencia y de personas sin hogar están aumentando rápidamente, y la gente necesita el evangelio ahora más que nunca.

Nuestro grupo fue a una bulliciosa calle llamada Whyte Avenue y se divirtió mucho compartiendo el evangelio. Tuve la oportunidad de compartir con dos adolescentes. Estaban guardando sus bicicletas y a punto de entrar en una tienda cuando me detuve para hacerles una pregunta.

"¿Os interesaría un evangelio de Juan?". les pregunté.

"No, gracias". contestaron.

Me di cuenta de que no se habían ofendido por mi pregunta y seguían interesados en hablar.

"Entonces, antes de que entres en la tienda, ¿puedo compartir algo contigo? Dios te ve justo donde estás, y se preocupa por ti. Quiere tener una relación contigo".

Los dos compartieron abiertamente que creían en Dios, pero que no le conocían como su Salvador personal. Uno de los chicos había ido incluso a un campamento bíblico cuando era más joven.

Tras hablar casualmente con ellos durante unos diez minutos, compartimos el Evangelio y algunos de nosotros también compartimos nuestros testimonios. Uno de los chicos se marchó después, pero el otro se quedó. Era evidente que Jesús le estaba ayudando a comprender el Evangelio.

"Yo también quiero aceptar a Jesús. ¿Puedo?", preguntó de repente el chico.

"Por supuesto. Todos son bienvenidos en Su familia". exclamé.

Antes de irnos, anoté la información de contacto de una iglesia local, recé con él y le di una Biblia y la revista Esperanza.

Por favor, reza para que la nueva fe de este chico florezca y para que Dios le utilice para causar un impacto para la eternidad. Reza también por la ciudad de Edmonton, para que el mensaje de Cristo siga llegando a las calles y a los hogares.

—Participante de Ignite Edmonton