Una Historia de Dos Casas
Tienes una opción. La Biblia habla de dos tipos de "casas" sobre las que puedes elegir construir tu vida: una construida sobre la roca y otra sobre la arena. Pero cuando eres joven, nadie te enseña como distinguirlas. Construyes con lo que te dan: tradición, fragmentos de verdad e ideas que parecen sólidas, hasta que llega la tormenta.
Jordan, Gerente de Ministerio para Latinoamérica, vio esto claramente durante el Viaje GO de ShareWord Global a Chincha Alta, Perú. Esta fue la primera vez que uno de los Equipos GO internacionales salía de Lima, la capital, para compartir el evangelio en nuevas regiones. Chincha Alta, una ciudad costera conocida por sus raíces africanas y su gente amable, se convirtió en el escenario de un momento de tranquilidad que resonaría mucho más allá de las aceras de su plaza.
Fue allí donde Jordan conoció a Kyler, un chico de 14 años sentado solo en una banca, esperando a su madre después de la escuela. La conversación comenzó ligera: fútbol, la escuela, videojuegos. Pero cuando el tema cambió a la fe, la confianza de Kyler brilló. "Jesús es mi Salvador", dijo, explicando que Jesús murió para perdonar sus pecados y darle vida eterna.
Jordan escuchó, animado por la claridad de Kyler. Pero cuando le preguntó sobre la vida después de la muerte, el tono de Kyler cambió repentinamente. "Creo que si hacemos suficientes cosas buenas, iremos al cielo. Pero si no, iremos al infierno". La sólida base de confianza que sustentaba sus palabras comenzó a tambalearse. Añadió: "Tengo que hacer más cosas buenas que malas, y quizás Jesús me acepte en el cielo después de eso".
Lo que al principio parecía una casa construida sobre la roca, en realidad descansaba sobre la arena, cargada de incertidumbre y miedo. Jordan le ofreció una buena noticia que podría traerle claridad al joven. Y Kyler se inclinó hacia él para escuchar.
De su bolso, Jordan sacó una revista Chispa. Juntos, leyeron las verdades que contenía, numeradas del uno al seis, cada una basada en las Escrituras. Kyler estuvo de acuerdo con lo que vio. Luego vino Juan 3:16: «Pues Dios amó tanto al mundo que dió a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna».
Kyler leyó el versículo en voz alta, tranquilamente. Cuando Jordan le preguntó qué pensaba que significaba, el muchacho admitió que nunca lo había pensado de esa manera. Continuaron leyendo juntos hasta la última página de la revista, leyendo cómo Dios nos ama, cómo todos somos pecadores y cómo Él tiene un plan para rescatarnos. Jordan explicó: «Si hicieras el 99 % mal y el 1 % bien, Jesús aún puede perdonarte. Y si hicieras el 99 % bien y el 1 % mal, pero no recibes Su perdón, sigues condenado».
Kyler permaneció en silencio, como si estuviera reflexionando profundamente. Las piezas estaban encajando. Allí mismo, junto a su nuevo amigo, Jordan, Kyler recibió la invitación de conocer a Jesús de una manera más plena y verdadera, y dijo que sí. Ese día, oró, no para ganarse el amor de Dios, sino para descansar en él. No para construir su propio camino al cielo, sino para asentarse en la Roca que ya había hecho su hogar en su vida.
Antes de irse, Jordan lo animó a buscar una iglesia que le enseñara el verdadero evangelio, señalando la dirección de una iglesia local asociada impresa en la contraportada de la revista Chispa. Dicho esto, Kyler tomó la revista y escribió su nombre dentro, como si marcara una verdad que ahora sentía como propia.
Y entonces, apenas un minuto después, su madre llegó al parque. Parecía algo planeado. Como si el Arquitecto de la gracia hubiera dibujado el plano de ese momento mucho antes de que Jordan se sentara en esa banca en Perú.
Esta es la razón por la que vamos.
Porque hay muchos más como Kyler: personas que parecen arraigadas en la fe, en las enseñanzas de Cristo, pero que en silencio están de pie sobre la arena. Conocen el nombre de Jesús, pero no la plenitud de Su don gratuito. Hablan de salvación, pero cargan con el peso de ganarla.
Los viajes GO son mucho más que un simple viaje. Se trata de citas divinas. Se trata de conversaciones como esta: charlas que transforman la eternidad y momentos en los que alguien finalmente se afirma por completo sobre la Roca sólida: Jesús.
Si nunca has ido a uno de estos viajes, la invitación sigue abierta. Y si ya has ido antes, vayamos juntos de nuevo. Porque hay más historias como la de Kyler esperando ser escritas.
“Cuando montañas de duda me acorralan por ambos lados,
y olas de aflicción me arrastran como una marea;
cuando en vano busco un nuevo camino que intentar,
oh, guíame a la Roca que es más alta que yo”.
“Guíame a la Roca”, Erastus Johnson, 1871
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