Una reunión de miembros debe ser un espacio seguro. Es un momento para compartir lo que Dios está haciendo, orar y planificar el futuro, celebrar y fortalecernos mutuamente. Por eso hacemos todo lo posible por crear un ambiente acogedor para las personas que participan por primera vez: nunca se sabe quién puede necesitarlo.
Diez invitados se unieron a los miembros de la reunión social del capítulo de Calgary para escuchar las historias de personas que habían conocido a Jesús y cómo el evangelio lo cambió todo para ellas.
Una de las asistentes se encontraba justo en medio de ese cambio. Su camino hacia la fe había sido intenso, pero había seguido la guía de Dios. "¡Incluso me ha guiado hasta aquí hoy!" dijo.
Expresó lo conmovida que estaba por el tiempo de comunión. Hacía poco que se había convertido al cristianismo, tras abandonar la secta en la que fue bautizada originalmente.
"¿Puedo volver a bautizarme como cristiana?" preguntó la mujer. Andrew, que había estado dirigiendo la reunión, respondió: "¡Por supuesto!"
Mientras caminaban juntos, Andrew hizo preguntas de diagnóstico para comprender mejor en qué punto se encontraba la mujer con respecto a su fe en Cristo. "¿Quién es Jesús para ti? "preguntó suavemente.
"Bueno, nunca he sabido que Jesús es Dios, pero sé que es el hijo de Dios", admitió ella. Preocupado, Andrés empezó a compartir el Evangelio. Le explicó la importancia del arrepentimiento, la fe sólo en Cristo y Su divinidad. Mientras ella escuchaba atentamente, de repente se dio cuenta. "¡Creo que Él es Dios y quiero seguirle el resto de mi vida!" exclamó la mujer.
Una hora más tarde, un grupo se dirigió a un río situado en un valle impresionante. El agua estaba fría, y nadie lo había previsto; nadie excepto Dios. Otro miembro de la familia de Cristo salió del agua fría, ¡listo para compartir el Evangelio!
