Ricky, un chileno solitario, permanecía sentado en medio del bullicio de una concurrida plaza comercial. Pasaban cientos de personas, pero él permanecía ajeno al ajetreo del mercado.
Una joven se acercó y le entregó una revista Esperanza. La mujer sonrió: "Tengo este regalo para ti". Mientras Ricky abría el folleto con curiosidad, la joven habló tranquilamente con él: le contó historias milagrosas sobre un hombre llamado Jesús. Tras leer juntos la revista, a Ricky se le saltaron las lágrimas. Podía ver la luz de aquel hombre extraordinario brillando en los ojos de su nuevo amigo. Él también deseaba que Jesús rompiera el esquema de su vida solitaria.